Wednesday, August 8, 2012

Londres: ciudad de contrastes


Son las cuatro de la mañana y no puedo dormir. Ayer fue un día intenso; ayer descubrí la cara más triste y dura de Londres.

Dejé la Costa Azul porque quería vivir en un entorno real y no en una burbuja artificial. Pues si realidad quería, realidad he encontrado en Londres.

Mientras todo el mundo celebra animado la exaltación de unos Juegos Olímpicos que, para mí, se han convertido en otro gran negocio comercial, yo veo como unos amigos míos deciden marcharse de Londres. Hace un año tuvieron un hijo: “no queremos educarlo aquí”, me dicen, “éste no es buen sitio para niños, nos volvemos a España” En ese mismo momento me pregunté a qué se referían con ‘buen sitio’. No he tardado en descubrirlo.

Londres es una ciudad de contrastes. Junto a sus edificios maravillosos, sus museos gratuitos, sus múltiples oportunidades, justo al lado, se encuentran el riesgo, la violencia, el abuso de cierta población hacia otra.

Se tiene que ser fuerte psicológicamente para no caer en ciertas trampas que la ciudad lanza. No importa en qué nivel de la escala social te encuentres. De la misma manera que existe una energía muy positiva que te revitaliza, existe una de signo totalmente contrario que te la absorbe.

Es por eso que cruzarse con gente que te explique que en su trabajo se codea con ‘malas personas’, encargadas de estafar, manejar dinero de grandes fondos de inversión sin escrúpulos, no es difícil. Ya no se ven millonetis gastando miles de libras cada noche en champán y lujo, pero no porque no se les siga pagando bien, sino porque se les pidió que fueran menos fanfarrones con su dinero para que la población normal no se quejara, o si no, sus primas estaban en riesgo. La posibilidad de perder primas has sido efectiva, pero los locales nocturnos ahora ya no llegan a final de mes. Los que trabajan en esos locales, ya no tendrán de qué vivir (y son muchos). Una economía basada en el derroche y la estafa, no puede ser buena, por defición.

Un año después de las revueltas, me parece necesario recordarlo. Los Juegos Olímpicos sólo son maquillaje. Para ver el verdadero Londres se ha de rascar.

Londres es una ciudad maravillosa, pero peligrosa. Educa a monstruos, entre ricos y pobres. Esperemos que la crisis  no extienda lo malo que se cultiva en ella aún más. Personalmente yo creo que el cáncer ya se está extendiendo y nadie está haciendo nada por evitarlo. Ojalá me equivoque, aunque raras veces lo hago.